sábado, 11 de enero de 2014

¿A cuento de qué?

¿Estamos locos? ¿Otro blog? ¿Por qué el título del blog? ¿Por qué está la dirección de la página en inglés? Tantas preguntas, tan pocas hachas.

Cuando uno pasa mucho tiempo a solas con sus pensamientos, en su cabeza, a veces se desconcierta ante las reacciones de otras personas al no seguir el hilo. Me gusta leer. Leo mucho. Muy variado. En ocasiones, no recuerdo en qué idioma lo he leído (inglés o español, que tampoco es tanta cosa) y no, no es bilingüismo, es despiste. Me refiero a que no es que no distinga entre uno y otro, es que no me supone una barrera insalvable acceder a la información en cualquiera de ellos. Me gusta compartir la información que me aporta algo. Pero cuando lo hago, me encuentro con que otras personas sí levantan barreras. Y eso no me gusta. Me frustra. En definitiva, se corta una vía de comunicación entre esa persona y yo.

Así que he decidido tender puentes entre ambas posturas. Liarme la manta a la cabeza y traducir textos que quiero que otros lean.

¿Es realmente necesario? ¿Nadie más lo ha hecho antes? ¿Puedes acreditar que lo harás bien? Pues probablemente no; no, que yo sepa; y no, aunque le pondré mucha intención e interés.

Allá vamos...

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