miércoles, 17 de noviembre de 2021

Los orígenes del Zodiaco - parte 6

Seguimos rastreando el origen de las constelaciones zodiacales gracias a este vídeo. Hoy nos alejamos un poco de esta zona del cielo, y nos zambullimos en otras constelaciones, típicas del otoño, que parecen tener un origen exclusivamente griego.


Constelaciones de origen griego, según Overly Sarcastic Productions.

Aunque este catálogo de estrellas recogía más de doce constelaciones zodiacales, los babilonios asignaban una constelación del Zodiaco a cada uno de los doce meses lunares preestablecidos. El astrónomo Eudoxus de Cnidus llevó este calendario babilónico a la antigua Grecia en la primera mitad del 300 a.C.

Sin embargo, el zodiaco babilónico ya lo habían introducido mucho antes sus vecinos los fenicios, que ya rondaban por allí en torno al 700 a.C. Los antiguos griegos obviamente tenían sus propias constelaciones, apenas hay culturas que no inventaran dibujos en el cielo nocturno. Homero hace referencia a Orión, las Pléyades, la Osa Mayor y alguna más. El Escorpión está sólidamente conectado al mito de Orión. Por no mencionar al conjunto de constelaciones relacionadas con Perseo* que no parecen tener ningún paralelismo con mitos babilónicos, por lo que deben de ser de origen griego.

Curiosamente, es muy difícil investigar cuándo se establecieron por primera vez esas constelaciones. Las babilónicas parecen haberse añadido posteriormente al establecimiento de dichas constelaciones griegas, incluyendo todas las figuras centrales del zodiaco. 

 

 
Andrómeda atada para el sacrificio. Ánfora de Apulia (430-420 a.C.)

 *NdT - En realidad, el conjunto de constelaciones a las que se refiere es conocido hoy en día como "La Leyenda de Andrómeda", porque es el personaje de la princesa el que se relaciona con todos los demás, no Perseo: sus padres son los reyes, y constelaciones, Casiopea y Cefeo, el monstruo que se la quiere comer es la Ballena o Cetus, su caballero de brillante armadura es Perseo (con la cabeza de Medusa) y... Pegaso, que sale del cuello de la gorgona, también participa al final. A veces se añaden los Peces de ambientación, huyendo de la Ballena. Todas ellas son constelaciones que se ven en el cielo de otoño desde el hemisferio norte, y cuentan una entretenida historia. 

Así es como la cuento yo en el planetario: a la reina Casiopea le encantaba presumir de hija. Hasta aquí todo normal para una madre. El problema es que no sólo decía que su hija era hermosa, sino que era mucho más hermosa que las hijas de otros, concretamente, que las hijas del dios Poseidón. El dios del océano era de natural irascible y, ante esta provocación, envió un monstruo marino contra el reino de Casiopea y su esposo, la Antigua Etiopía. En la historia, Cetus era un monstruo terrible, pero al traducirlo por Ballena ahora queda todo un poco más ridículo. Sea como fuere, cundió el pánico y el rey Cefeo fue a pedir consejo al oráculo. Si quería salvar a su pueblo, debía sacrificar a su hija. Así fue como la princesa Andrómeda acabó encadenada a una roca en una isla ante las costas del reino. Padres del año no eran estos dos. 

Por suerte, pasaba por allí el héroe Perseo, que (spoiler) acaba de vencer a la gorgona Medusa y venía con su cabeza en la mano. Para quienes no conozcan el personaje mitológico de Medusa, sólo destacar que por cabello tenía serpientes y su mirada petrificaba. Al ver a Andrómeda indefensa ante el monstruo marino, Perseo se acercó, le mostró el rostro de Medusa a la Ballena y... Se convirtió en piedra. Perseo pudo entonces cortar las cadenas que ataban a la princesa. 

Por razones muy perturbadoras para explicar aquí, del cuello de la gorgona nació el caballo alado Pegaso. Ese caballo había ido siguiendo a Perseo y, una vez liberada Andrómeda, permitió que ambos se subieran a su lomo para escapar volando de la isla. Y fueron felices para siempre.

Para siempre, he dicho. 

Constelación Andrómeda según Johannes Hevelius. Catálogo celeste Uranografía (1690)

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